lunes, mayo 01, 2006

1 de Mayo. Nada que celebrar.

Nuestras vidas están cortadas por un mismo patrón: Trabajar, Consumir y Descansar para volver a Trabajar y Consumir. Nuestro tiempo de ocio, nuestras relaciones sociales están también enmarcadas en la dinámica del consumo. Este tipo de organización social conlleva, irremediablemente, el embrutecimiento del ser humano, convirtiéndolo en un autómata incapaz de desarrollarse creativamente en cada faceta de su vida; a la hora de comunicar, sentir, razonar... Siendo así dependiente de las directrices marcadas por el sistema dominante.

El trabajo como modo de anulación:
En un modo de vida donde el beneficio económico es la única prioridad, el trabajo se convierte en algo detestable. Rebajar la condición humana a una simple herramienta productiva es negar la naturaleza de esta. La división del trabajo, la producción en masa, en cadena, son algunos de los métodos empleados para, negando la dignidad humana, buscar el máximo beneficio. Esta lógica capitalista no afecta en exclusiva al ser humano, sino que arrolla todo aquello que se interponga en su camino: animales, bosques, ríos, atmósfera, culturas..

En contra de lo que a simple vista pueda parecer, nadie escapa a esta forma de dominación: Los estudiantes, por ejemplo, sufren lo que no es más que una preparación para su posterior explotación en el mundo laboral. Para ello los métodos no difieren en absoluto: Jornadas interminables sentados asistiendo a monólogos en los que se les acostumbra al Orden Social, asumiendo la autoridad y su disciplina basada premio/castigo que les acompañará el resto de sus vidas.


Más allá de los centros de ‘educación’ o los lugares de trabajo, la alienación domina toda nuestra vida: Tal y tan fuerte es el adoctrinamiento, que subconscientemente lo reproducimos en nuestro llamado ‘tiempo libre’. Este término viciado no deja de ser una paradoja, puesto que por un lado, seguimos sometidos a los valores impuestos descritos anteriormente, y por el otro se convierte en la más alta expresión del consumo sin trabas: Relaciones basadas en el consumo de alcohol y otras drogas, en formas de ocio con ‘precio de venta al público’, reproduciendo los valores que nos oprimen.

Otra forma de entender el trabajo
Es innegable la necesidad del trabajo; Sin embargo, éste no ha de ser algo sucio, aburrido e indeseable. Para hacer el trabajo, ha de convertirse en algo voluntario. Esto requiere un cambio radical de la organización social: Desterrar el beneficio económico como objetivo del trabajo, sustituyéndolo por el fin de cubrir las necesidades reales de la comunidad. De esta manera, todo aquel tipo de trabajo que niega la libertad humana, carecería de sentido. Habríamos puesto fin a jornadas interminables, producción en masa, atentados contra la naturaleza, llegando a transformar el trabajo en algo divertido, creativo y asumible por todxs.